A menudo escuchamos los tópicos y típicos discursos de las grandes estrellas del deporte agradeciendo a su equipo el éxito conseguido, incluso afirmando que, sin ellos, no hubiera sido posible.
A simple vista podemos dudar de la sinceridad de estos discursos, donde no solo los mencionados están presentes en la sala, sino que sus asesores orientan sobre cómo conseguir mayor notoriedad, o cómo quedar mejor con sus seguidores y con las marcas que proyectan su imagen asociándolos a sus productos.
Hace pocos días Novak Djokovic consiguió el último Grand Slam que le faltaba en sus vitrinas: el Roland Garros. En su discurso agradeció el esfuerzo realizado a todo su equipo, entrenadores, ayudantes y familia. Un detalle muy revelador es que agradeció el apoyo y la paciencia por aguantarle todos los días del año en su lucha por conseguir el objetivo.
La importancia del equipo hace que incluso el mejor del mundo no sea completo sin que su equipo funcione a la perfección; como un reloj suizo. Con todos los elementos necesarios, precisión en el momento adecuado, capacidad para adaptarse a las nuevas circunstancias o anticiparse a un nuevo entorno y/o medio. Todo en su mecánica está pensado y engranado para conseguir el máximo y más excelso resultado.
Procuro fijarme mucho en el mundo del deporte, no solo porque está repleto de excelentes ejemplos de superación, motivación y excelencia, sino porque el deporte y los deportistas, hoy en día, también son empresas con su propio mercado y competencia. En el mercado de los deportistas de élite, no solo se mueven millones, sino también sentimientos, y, todo ello con una dificultad añadida que es el factor tiempo. Las carreras de los deportistas son muy cortas y todo suele suceder con gran rapidez. Por poner un ejemplo, solo han pasado 11 años desde que Leo Messi protagonizaba casi sin querer un spot para Nike donde decía un premonitorio: “ Recuerda mi nombre». Hoy después de unos años no solo todos recordamos su nombre sino que es ya seguro que la historia del fútbol le recordará como el más grande de todos los tiempos. Eso nos da una muestra de la relevancia de la excelencia en los detalles ya que son los que marcan la diferencia entre el éxito y la derrota; la excelencia de la mediocridad. Y cada uno de los grandes deportistas tienen un gran equipo detrás que les ayuda a conseguirlos.
El equipo nos permite trabajar no solo con más capacidad, sino que también ampliar nuestras aptitudes. Por ello, en Lifting Group apostamos por el trabajo en equipo y por la personas que forman estos equipos. Trabajamos en conseguir que cada uno de los integrantes de nuestros equipos se conviertan en un resorte para sus compañeros. Todo ello con el objetivo de conseguir mejores resultados, siempre primando la calidad del trabajo bien hecho y priorizando la implicación con el equipo y nuestros clientes.