De la misma manera que cuando vas de viaje necesitas una ruta para llegar al destino deseado y no perderte en el intento, una empresa necesita lo mismo, es decir, de un plan estratégico para determinar no sólo qué objetivos detallar sino también hacia dónde va la empresa y cual es el camino a seguir.
Llevar a cabo un plan estratégico no es tarea fácil pero resulta imprescindible para el crecimiento y la adaptabilidad de cualquier empresa. Si hacemos algo de retrospección, veremos que en los últimos 5 años, las empresas han estado sometidas a cambios constantes ya sea relativo a las tendencias variantes del propio mercado, como lo relativo a la economía y las nuevas tecnologías.
Por lo que en este sentido, un plan estratégico no solo nos determinará hacia dónde vamos y las acciones a seguir, sino también nos mostrará si vamos por el buen camino y por ende, si estamos obteniendo los resultados deseados.
Pero…¿Qué es un Plan estratégico?
Se trata de un documento donde quedará plasmado lo que se pretende conseguir y la estrategia a seguir para conseguirlo. El objetivo esencial de hacer un Plan Estratégico es predecir cómo queremos que sea el futuro, para poner foco en lo que realmente es importante y no perdernos en el intento. Predecir o prever lo que pasará en un futuro es tarea imposible pero detallar lo que queremos conseguir y de qué manera, sí está en nuestras manos.
La elaboración de un Plan Estratégico nos permitirá:
- Establecer objetivos a medio y largo plazo.
- Definir y detallar un camino claro.
- Anticiparnos a los cambios y aprovechar las oportunidades.
- Crear valor y conocimiento
¿Qué pasos hay que seguir para que el Plan Estratégico sea efectivo?
1. Definir el propósito de la empresa: Golden Circle
En cualquier Plan Estratégico habrá que establecer estos conceptos como proceso de visualización, donde proyectaremos la imagen que se desea transmitir. Tener claro cuál es la razón de ser o el motivo por el cual existe la empresa es vital. Sin esta previa definición, iremos dando tumbos y no seremos capaces de llegar a donde queremos.
Si tú público es capaz de asociar tu empresa a unos valores y a una forma de ser, habrás dado en el clavo correcto.
2. Análisis interno y externo de la situación actual.
Cómo hemos dicho anteriormente, no se puede tener un rumbo claro si no sabes cuales son los retos y dificultades con los que te puedes encontrar.
Con la finalidad de conocer y entender la situación actual en la que se encuentra la empresa, deberemos hacer un análisis exhaustivo a 2 niveles:
- Análisis interno: este estudio debe llevarte a conocer los elementos básicos de tu empresa, tales como el organigrama, presencia en los distintos canales (canal digital, distribución, Retail…), clientes potenciales y los productos y/o servicios que ofrece la empresa. Este análisis interno servirá para conocer las fortalezas y debilidades de la empresa y será la guía para diseñar las primeras estrategias.
- Análisis externo: en este estudio deberemos tener en cuenta dos variables. Una relacionada con la influencia de factores externos como la política, la economía o la sociedad, y la otra relacionada con el conocimiento propio de la competencia, para saber en qué posición nos encontramos frente a ellos y cuál es nuestra cuota de mercado.
Una vez hecho los análisis, la empresa será capaz de entender las fortalezas y debilidades, así como las amenazas con las que se encontrará y oportunidades a aprovechar, la matriz DAFO, donde tendremos una foto con la situación actual de la empresa, tanto desde el punto de vista interno, como una visión global dentro del sector en el que se opera.
En esta fase, analizar los servicios o productos de la empresa será esencial para evaluar si hay servicios o programas a crear, mantener, mejorar o eliminar.
3. Definición de los objetivos y metas SMART
Los objetivos estratégicos son lo que hacen que la misión se convierta en algo operativo. Marcan la ruta para alcanzar las metas a medio y largo plazo.
En esta fase a veces tendemos a generalizar nuestras metas y no bajarlas al detalle. Por ejemplo, podemos ponernos como objetivo, “diversificar nuestra exposición a un mercado”, puede ser un objetivo ambicioso pero poco concreto, pues no estaremos detallando ni en cuanto aumentarlo ni cuándo. Pero si por el contrario, nos fijamos “incrementar un 15% nuestro volumen de ventas en nuevas cuentas ”, estaremos estableciendo metas no solo más reales sino mucho más alcanzables. Este es uno de los propósitos de los Objetivos SMART.
¿Qué significa objetivos SMART?
- Específico – ¿Qué quieres conseguir?
- Alcanzable – ¿Es realista?
- Relevante – ¿Por qué es interesante para tu empresa o clientes?
- Temporales – ¿Cuánto tiempo tienes para conseguirlo?
4. Plan de acción
Es la herramienta que orienta al desarrollo de las tareas que se deben llevar a cabo la empresa para alcanzar los objetivos marcados. Es decir, marca el punto de conexión para ir del punto A al punto B.
Hay que tener en cuenta que se debe crear un Plan de Acción que sea fácil y entendible para todos los miembros de la empresa que puedan contribuir a la implementación del plan.
5. Seguimiento y evaluación
Por último y no menos importante, cualquier plan estratégico de una empresa debe contener herramientas que ayuden al seguimiento y evaluación del mismo. Esta fase permitirá hacer mediciones continuas de seguimiento de la ejecución para detectar desviaciones y realizar las correcciones oportunas.
Como hemos ido comentando a lo largo del artículo, la elaboración de un plan estratégico es esencial para determinar cuál es el camino a seguir, pero hay que tener en cuenta que este puede variar en sus características y funcionalidades dependiendo del tipo de empresa con la que nos encontremos.
En definitiva, un plan estratégico permite adelantar una gestión más eficiente, ayudando a optimizar recursos y a aumentar la productividad. Así mismo, ayuda a que todos los procesos sean más transparentes y coherentes, facilitando un mejor seguimiento y control, consiguiendo los resultados deseados.